jueves, 10 de agosto de 2017

DISCURSO DE PRESENTACIÓN DE LIBRO “UN QUINQUENIO IMBORRABLE. MÁS ALLÁ DE LO POSIBLE” A CARGO DE JAVIER DÍAZ ORIHUELA

Discurso que pronunció el correligionario Javier Diaz Orihuela en el hemiciclo del Senado de la República el 1 de agosto 2017, con ocasión de presentar su libro “UN QUINQUENIO IMBORRABLE. Más allá de lo posible”.

DISCURSO DE PRESENTACIÓN DE LIBRO “UN QUINQUENIO IMBORRABLE. MÁS ALLÁ DE LO POSIBLE” A CARGO DE  JAVIER DÍAZ ORIHUELA
Lima, 1 de agosto de 2017

Mi más sentido agradecimiento, señor Congresista Yonhy Lescano como a todos los caballeros integrantes de la bancada de Acción Popular, por posibilitar de  que en este señorial recinto presente el libro “UN QUINQUENIO IMBORRABLE. Más allá de lo posible”.
Y como no reconocer las digresiones y generosidad que han tenido en sus brillantes exposiciones  los doctores Alfonso Baella Herrera, que hereda las dotes de su padre ése gran periodista y escritor Alfonso Baella Tuesta y, desde luego a Osmar Gonzales Alvarado  quien por su trayectoria democrática e intelectual su presencia hoy me enaltece.
Pero sin ustedes damas y caballeros no tendría el marco de solemnidad que presenta este hemiciclo senatorial testigo mudo de lo mucho acaecido en el apasionante como convulsos años 1985 a 1990.
Pido licencia para comentar algunos pocos capítulos de los varios que contiene el volumen que hoy merece nuestra atención.
Resalto que transcurrieron 15 años, para que pudiera celebrarse en democracia una transferencia de poderes. El día de la patria, 28 de julio de 1985 el Presidente Fernando Belaunde Terry, en su discurso ante senadores, diputados, presidentes de 6 países y del carismático Felipe Gonzales presidente del Gobierno de España, con el señorío que le era característico al “arquitecto del nuevo Perú”, título bien ganado,  en su discurso de despedida afirmó: “He cumplido mi primera y máxima preocupación ¡Asegurar la libertad! Pero además, sentir la satisfacción de protagonizar la continuidad democrática  que por fortuna se proyecta al porvenir en  saludable alternancia de poderes. La historia anotará esta memorable trasmisión de mando en legitimidad”.
En nuestro país, desde su independencia, la interrupción democrática ha sido quehacer de todo tiempo. Pocos fueron los actos de transferencia de la banda presidencial de un presidente constitucional a otro surgido del voto mayoritario ciudadano. Felizmente desde el año 2001, el recordado Presidente Valentín Paniagua cumplió con transferir el mando supremo a quien constitucionalmente lo obtuvo y así sucesivamente acontece  hasta el actual Presidente Pedro Pablo Kuczhinsky.
 Estos 17 años de plena libertad hay que cuidarlos. En democracia y en plenitud del Estado de Derecho debemos llegar al segundo centenario de la Independencia e inquebrantablemente continuar así.
Como bien afirma el autor del prólogo Doctor Osmar Gonzales Alvarado: “No es un libro de memorias, tampoco uno autográfico, es uno de polémica política en el que se entreteje la vida del autor con otros personajes  y con hechos que el mismo contribuyó a dar forma”. Sintetiza así este libro el actual Subdirector de la Biblioteca Nacional, a quien por cierto le expreso públicamente mi profunda gratitud por el equilibrado prólogo que lleva su firma.
Permítaseme glosar tres expresivos discursos con dimensión internacional del joven Presidente Alan García Pérez que enmarcaron su posición gubernamental, seguramente convencido de que estaba tocado por la mano de Dios.  El pronunciado en su toma de posesión  en donde  precisa su novísima política económica,  previo duro deslinde con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y en donde anunció limitar el pago de la deuda externa con el valor del 10% de las exportaciones. Las tribunas del Congreso como la mayoría de la prensa del día siguiente exhalaban euforia, por decir lo menos.
El segundo, sustentado en la caja de resonancia mundial, la tribuna de las Naciones Unidas, en donde confirma lo ya sostenido en Lima. Con pose y gesto alanista, afirmó que de no ser aceptada su determinación retirará al Perú del sistema internacional imperante a cargo del FMI. “Como Presidente del Perú, vengo a decir que no deben esperar hasta octubre para declararla. La deuda peruana ya es valor deteriorado aquí y ahora” acotó Alan García.
Cinco interrupciones de los delegados internacionales merecieron su discurso y el “New York Times”, el más importante diario del mundo, informó a cinco columnas y hasta un diario limeño consignó “!Alan haz lo que quieras!”. Por esa época,  las encuestas le daban hasta 96% de popularidad. ¡Algo excepcional!
El tercero, fue el 28 de julio de 1987, en el que sorprende al país y al resto de naciones con el anunció que envía al Congreso un proyecto de ley nacionalizando la banca, aseguradoras y financieras. 
Los entre telones de la política seguida en el primer gobierno aprista, cimentada en esos tres discursos referidos a la economía heterodoxa nacional, cómo pagar la deuda con el 10% de las exportaciones y la nacionalización de la banca privada, abarca casi la mitad de las 500 páginas y sus 300 pie de página que sustenta lo que  escribo en “Un Quinquenio Imborrable. Más allá de lo posible”. Naturalmente, en el resto, comento   reportajes, declaraciones, debates con ministros de Estado, en particular con los titulares de Economía y Finanzas tanto en el Congreso, como  en el propio Senado. Cito nombres y apellidos de alrededor de 400  figuras políticas de ese entonces. Mucho de lo que afirmaba relativo a cifras, montos, porcentajes con sus proyecciones económicas, sobre inflación, devaluación emisión primaria de dinero como todos los indicadores  macro económicos, aparentemente exagerados, fatalmente, resultaron ciertos.
La bancada de Acción Popular de ser mayoritaria durante  el gobierno del Presidente Belaunde, pasamos a ser cinco senadores electos, el senador vitalicio y diez diputados  De ser Gobierno nos correspondió estar en la oposición imbuidos de absoluta seriedad, precisa información, cautelosa en adjetivar pero firme y decidida a poner en el lugar que corresponde los desaciertos tanto del poder Ejecutivo como del Legislativo.
Es comprensible el quehacer de la mayoría parlamentaria y del poder Ejecutivo aprista. Después de 60 años un orador de características extraordinarias, con apenas 36 años de edad, lleva a la sima del poder a su  partido político hecho que no pudo culminar su fundador el legendario líder Víctor Raúl Haya de la Torre. Sin embargo la prudencia, gobernar equilibradamente, mantener apropiado manejo con oficio político, estuvo ausente durante esos cinco años.
No quisieron ver, ni escuchar a quienes con la más absoluta seriedad  discrepábamos siempre con argumentos respaldados por la Constitución o procedentes de calificadas entidades: Banco Central de Reserva, Superintendencia de Banca y Seguros,  Instituto de Estadística e Informática. Nuestra intención no era oponerse por oponerse o ganar titulares, sino para advertir o tratar de modificar un evidente comportamiento errado. Esa fue la directiva que recibimos del Senador Vitalicio Fernando Belaunde. Y cumplimos con él y con el país.
Confieso que ha sido para mí una inédita aventura escribir sobre el acontecer de ese entonces 1985 - 1990. A veces soy  relator, analista y de pronto paso a actor. Desarticular las metas en materia de economía con repercusión social anunciadas por los líderes gubernamentales, no fue nada fácil. Para muestra un botón.
Luis Alva Castro, en su doble condición de ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros, fue el más brillante expositor de cómo su política heterodoxa daba frutos tan inesperados que, en pocos meses, crecían los bienes y servicios (PBI)  en 8%. Hasta escribió un libro: “El futuro comienza hoy”. En otras palabras soy o somos los artífices del más grande crecimiento del país.
Mi respuesta, luego de analizar una serie de documentos, especialmente del BCR, fue tajante: “!No es un crecimiento es una hinchazón económica!”. Nadie pudo rebatir las cifras que proporcionaba confirmatorias de mi aseveración.
La candidatura presidencial en las siguientes elecciones de 1990, produjo un temprano enfrentamiento de los dos líderes, el Presidente y el Premier. García versus Alva Castro.
El ministro de Economía escogió el Senado, para ofrecer una amplia información sobre lo bien que, según él, dirigía la economía y finanzas del país. Parece ser que su intención, después del supuesto triunfo en el Senado,  fue renunciar librándose así de cualquier resultado negativo que afectara su futura candidatura. Fue la oportunidad para que los senadores acciopopulistas y de oposición dejaran escuchar sus discrepancias con la política económica heterodoxa. El debate, durante dos días, fue  trasmitido  por  los canales de televisión. Me tocó hablar el último día a hora punta, 8 de la noche.
En la narración que hago de ese debate, figura lo que yo pensaba en esos precisos instantes. Mi intención fue ver al contrincante, por  efecto  de pugnaz controversia,  liberado de sus estudiadas poses, calculadas interrupciones, citando cifras, porcentajes, proyecciones difíciles de rebatir, relativos a la inflación, devaluación, crecimiento, deuda externa, reservas internacionales, emisión de dinero. Todo ello me llevó a tentarlo con el principal tema del cual se vanagloriaba: “¡Por deuda externa pagamos solo hasta el diez por ciento del valor de nuestras exportaciones!”.
“Parece que al señor Ministro –afirmé- le disgusta que se hable de las Reservas Internacionales Netas y quién cite a ellas tiene la intención de pagar al FMI. Pero es el BCR que en su Nota Semanal se refiere a los valores que figuran como Reservas Internacionales Netas y Brutas”
Premunido de agilidad física y mental Alva Castro se levantó y me pidió una interrupción, que la concedí. Explicó que a él solo le interesa las Reservas Internacionales Brutas, porque en ella figura lo que se debe pagar al FMI y como su despacho no paga. Las reservas netas no son importantes.
“¡Ah! No pagan al FMI”, exclamé y continué. Aquí tengo la documentación remitida por el BCR en donde figuran varios pagos, varios millones de dólares destinados al FMI. Durante el segundo semestre de  1985, todo el año de 1986 y hasta el momento del debate,  113 millones pagados al FMI y a otras  entidades internacionales 669 millones de dólares pagados por usted ministro. Cifra muy superior al 10% del valor de las exportaciones.
Las interrupciones, réplicas y contra réplicas que sostuve con el premier  logró electrizar al Senado. El ministro no salió bien parado. A tal punto que el influyente periodista, de ayer y de hoy, César Hildebradt tituló en la revista “Si”: “Cuentas pendientes. Silencios ostensibles y verdades a medias en la exposición del Premier”. Y en el texto: “Para el Senador populista javier Díaz Orihuela –quien en el debate tuvo la más arrolladora réplica de oposición- los índices oficiales enmascaran el verdadero impacto del alza de los precios”. Semanas después el Presidente García, en mensaje a la Nación reconoció el incumplimiento del solemne compromiso. “No se llegó a cumplir debidamente con limitar el pago  de la deuda externa al 10% de las exportaciones.                            En otras palabras avaló mi declaración denuncia.
La  fecha de inflexión en la popularidad del régimen fue el 28 de julio de 1987. El Presidente García llegó en auto negro a la Plaza de la Inquisición. Vestido habitualmente de terno azul. Recibe el saludo del oficial con mayor graduación de la tropa formada para rendirle honores. García caminaba dando pasos solemnes, lentamente, casi sin flexionar las rodillas, erguido con exageración, los hombros echados hacia atrás con la cabeza en alto, mientras las bandas estridentemente interpretaban temas de música marcial. Toda una “mise en essene”.
En pocos minutos  daría a conocer al Congreso y al país, no solo, su proyecto de ley estatizador sino que al exponer –afirmó-: “Mediante un decreto supremo de la fecha, el Gobierno ha dispuesto la inmediata intervención por el Estado de todas las instituciones bancarias, financieras y de seguros”. Y con ello, La Constitución,  voló por los aires, pero para la oposición democrática, en particular para los senadores de Acción Popular, fue la etapa legislativa que nos permitió durante casi 40 días y 40 noches,  desde este recinto senatorial, a través  de la televisión, llegar a la opinión pública con sólidos argumentos que desmenuzaban las triquiñuelas inconstitucionales, seudo argumentos legalistas gubernamentales, mientras que al inicio la Cámara de Diputados, conducida por Luis Alva, forzó y aprobó la ley en el lapso de 24 horas.
La historia registra ese trance político y es contundente prueba de que debe haber pesos y contra pesos en todo régimen demócrata. La bicameralidad es una garantía para el quehacer democrático del Parlamento y el país. La unicameralidad es propicia a ejercer una virtual dictadura parlamentaria.    
Gran parte de lo ocurrido durante ese lapso de controversia en el Senado, así como detalles, rumores, encontronazos y hasta momentos de hilaridad, como testigo y actor, los relato.
A lo largo de las sesiones, no dejamos de intervenir en cada uno de los artículos estatistas e Insistimos en la inconstitucionalidad, inoperancia o falta de realismo.  Y cuando finalmente la mayoría se imponía, en la sesión del día siguiente pedíamos, de acuerdo al reglamento, reconsideración, es decir, provocábamos nuevamente abrir la discusión sobre el mismo artículo. Un diario  tildó como  “gladiadores” a los senadores Mario Polar, Gastón Acurio, Sandro Mariátegui y  a mi mismo.   
El final del debate se convirtió en un escándalo como consecuencia de mi denuncia: “Está fehacientemente comprobado que el artículo séptimo aprobado en el Senado, es distinto al que obra en la autógrafa remitida al Gobierno para su promulgación”.
 Ante la falta de justificación y para evitar exhiba el videotape que llevé, en donde se veía y escuchaba  el texto del artículo séptimo integrado por cuatro párrafos y no cinco,  se produjo tal grita y escándalo de la mayoría sin precedentes en el Senado.
          Finalmente arguyeron: “Ha sido un error del relator  y error de la mayoría que no reparó en el error del funcionario”. Un diario encabezó su editorial aseverando “La suplantación de un artículo de la ley de estatización”. Naturalmente  lo daba por cierto. ¡El desprestigio fue mayúsculo!
Analizar con minuciosidad las memorias y Nota Semanal del BCR, me permitió mantener a lo largo de los cinco años, sucesivas discrepancia con los distintos programas económicos anunciados por cada uno de los ministros de Economía.
A lo largo del primer gobierno aprista, consigno en el libro, los consecutivos anuncios  referidos a la emisión de dinero sin respaldo. El preciso y de mayor impacto fue: “En cinco días el BCR emite cinco mil millones de intis que equivalen a toda la emisión hecha en los cinco años del anterior Gobierno”.
Mario Vargas Llosa en su condición de virtual candidato a la presidencia declaró: “El BCR ha incumplido su deber constitucional de velar por la integridad de nuestra moneda llegando a ceder a la voracidad monetaria del gobierno hasta el extremo de emitir –según ha denunciado un senador- en solo cinco días tanto dinero como el que se emitió  durante los cinco años del gobierno anterior”.
         En una ocasión el Senador Enrique Chirinos Soto se acercó mientras yo leía la Nota Senanal y preguntó. “¿Qué ves o lees?” Le respondí “Aquí está todo el movimiento económico”. “Yo lo único que veo son huellas de garrapata”, acotó el culto senador arequjpeño.




No puedo dejar de mencionar, el capítulo que corresponde a mi candidatura y triunfo como Decano Nacional del Colegio de Ingenieros del Perú (CIP). Elecciones que se llevan a efecto en toda la República, en cada sede departamental de esa respetable institución.
A finales del año 1989 obtuve, en primera vuelta electoral, el honor de conducir a una muy prestigiada institución. La noticia apareció en primeras planas de “El Comercio”, “Expreso” y “La República”,  lo que dio motivo al  Presidente FBT escribir un artículo en el diario “Expreso” con el título “Liderazgo debe recaer en hombres preparados” y personalmente le dio lectura en “Radio 700”.
“Javier Díaz Orihuela, destacado ingeniero civil y senador de Acción popular, llega, a los 56 años de edad, a la cúspide de su carrera profesional. En limpia y concluyente victoria ha alcanzado el decanato nacional del Colegio  de Ingenieros, entidad que agrupa a  treinta mil profesionales. Lo significativo es que se trata de los ingenieros de todas las especialidades, tan íntimamente vinculados al desarrollo nacional… Conozco a Díaz Orihuela desde que fui su profesor en la Universidad Nacional de Ingeniería… De pronto el perfil de ese muchacho esbelto, alto y locuaz apareció en las manifestaciones públicas. Más tarde llegó a la Cámara de Diputados y después al Senado, ya consagrado como ingeniero dinámico y emprendedor. Cuando llegó al Parlamento ya se había hecho, con su esfuerzo, una situación,
Pero hay algo más, es un hombre definido en cuanto a sus convicciones cívicas… Ni indiferente ni omiso, ha sabido enjuiciar con valentía desde su escaño, la errada política económica del gobierno. Ha sido el tenaz y profundo analista de esos fríos cuadros estadísticos  que publica el Banco Central de Reserva, de los que, pocos como él, saben extraer la información más importante para hacer el veraz y crudo diagnóstico de nuestra realidad.”
No sigo leyendo el generoso escrito de ese extraordinario  estadista porque de continuar la emoción poco a poco  me quebraría, pues entre líneas vería su rostro enmarcado en la inmensidad sideral y a la vez sentiría su cálida voz que tantas veces escuché al aconsejar, orientar y expresar el camino a seguir para alcanzar el ideal de un palpitante Perú desarrollado.
Como coda a esta intervención solicito licencia para dirigirme a la juventud en nombre de nosotros,  los mayores de hoy,  jóvenes de ayer, que fundamos un partido, liderados por Fernando Belaunde Terry, que llamamos y se llamará siempre Acción Popular. Los que aun estamos de pie: Javier Alva Orlandini, Javier Arias Stella, Javier Velarde Aspíllaga, yo mismo,  Carlos Pestana, Dora Mesarina, Julio César Quintanilla, Juan Madelengoytia,  entregamos a ustedes, gloriosa juventud, nuestras banderas de lucha que siguen y seguirán vigentes:  la educación al encuentro del educando, la revolución del crédito, de la improvisación al planeamiento, la defensa del capital humano, la ley de la hermandad que hoy es la cooperación popular, el culto al trabajo y, sobre todo, el histórico ancestral legado: honestidad, laboriosidad y veracidad, para  alcanzar  la conquista del Perú por los peruanos.
Finalmente sobre el lacerante tema de actualidad partidaria.
Llamamos a la juventud nos acompañen a nosotros los fundadores,  a públicamente denunciar la apatía o interesada posición del Jurado Nacional de Elecciones que, pese haber transcurrido tiempo prolongado  desde el informe oral, en sala plena, que hicieran los dos representantes de la controversia interna en Acción Popular, el Jurado no resuelve.
Denunciamos el extraño silencio del Jurado Nacional de Elecciones. Estamos virtualmente en campaña para elegir gobiernos locales como  regionales y AP está maniatado por quien debe arbitrar las infaltables controversias partidarias. Éstas cuando son resueltas en el tiempo que la ley señala contribuyen a mantener la indispensable unidad partidaria. El Jurado Nacional de Elecciones por mandato de su ley es el encargado de propiciar y velar por el correcto desarrollo partidario. De no asumir su responsabilidad da pie a innumerables sospechas.
¿Qué pretende el JNE? ¿Marginar con su silencio a Acción Popular  del próximo proceso electoral?

 De continuar esta anómala situación, nosotros los fundadores encabezaremos diversas actividades encaminadas a  reclamar y exigir justicia electoral partidaria al presidente del Jurado Nacional de Elecciones.
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