DISCURSO DE
PRESENTACIÓN DE LIBRO “UN QUINQUENIO IMBORRABLE. MÁS ALLÁ DE LO POSIBLE” A
CARGO DE JAVIER DÍAZ ORIHUELA
Lima, 1 de
agosto de 2017
Mi más sentido agradecimiento, señor
Congresista Yonhy Lescano como a todos los caballeros integrantes de la bancada
de Acción Popular, por posibilitar de que en este señorial recinto presente el libro
“UN QUINQUENIO IMBORRABLE. Más allá de lo posible”.
Y como no reconocer las digresiones y
generosidad que han tenido en sus brillantes exposiciones los doctores Alfonso Baella Herrera, que
hereda las dotes de su padre ése gran periodista y escritor Alfonso Baella
Tuesta y, desde luego a Osmar Gonzales Alvarado quien por su trayectoria democrática e
intelectual su presencia hoy me enaltece.
Pero sin ustedes damas y caballeros no
tendría el marco de solemnidad que presenta este hemiciclo senatorial testigo
mudo de lo mucho acaecido en el apasionante como convulsos años 1985 a 1990.
Pido licencia para comentar algunos
pocos capítulos de los varios que contiene el volumen que hoy merece nuestra
atención.
Resalto que transcurrieron 15 años,
para que pudiera celebrarse en democracia una transferencia de poderes. El día
de la patria, 28 de julio de 1985 el Presidente Fernando Belaunde Terry, en su
discurso ante senadores, diputados, presidentes de 6 países y del carismático
Felipe Gonzales presidente del Gobierno de España, con el señorío que le era
característico al “arquitecto del nuevo Perú”, título bien ganado, en su discurso de despedida afirmó: “He cumplido
mi primera y máxima preocupación ¡Asegurar la libertad! Pero además, sentir la
satisfacción de protagonizar la continuidad democrática que por fortuna se proyecta al porvenir
en saludable alternancia de poderes. La
historia anotará esta memorable trasmisión de mando en legitimidad”.
En nuestro país, desde su
independencia, la interrupción democrática ha sido quehacer de todo tiempo.
Pocos fueron los actos de transferencia de la banda presidencial de un
presidente constitucional a otro surgido del voto mayoritario ciudadano.
Felizmente desde el año 2001, el recordado Presidente Valentín Paniagua cumplió
con transferir el mando supremo a quien constitucionalmente lo obtuvo y así
sucesivamente acontece hasta el actual
Presidente Pedro Pablo Kuczhinsky.
Estos 17 años de plena libertad hay que
cuidarlos. En democracia y en plenitud del Estado de Derecho debemos llegar al
segundo centenario de la Independencia e inquebrantablemente continuar así.
Como bien afirma el autor del prólogo
Doctor Osmar Gonzales Alvarado: “No es un libro de memorias, tampoco uno
autográfico, es uno de polémica política en el que se entreteje la vida del
autor con otros personajes y con hechos
que el mismo contribuyó a dar forma”. Sintetiza así este libro el actual
Subdirector de la Biblioteca Nacional, a quien por cierto le expreso
públicamente mi profunda gratitud por el equilibrado prólogo que lleva su
firma.
Permítaseme glosar tres expresivos
discursos con dimensión internacional del joven Presidente Alan García Pérez
que enmarcaron su posición gubernamental, seguramente convencido de que estaba
tocado por la mano de Dios. El
pronunciado en su toma de posesión en
donde precisa su novísima política
económica, previo duro deslinde con el Fondo
Monetario Internacional (FMI), y en donde anunció limitar el pago de la deuda
externa con el valor del 10% de las exportaciones. Las tribunas del Congreso como
la mayoría de la prensa del día siguiente exhalaban euforia, por decir lo
menos.
El segundo, sustentado en la caja de
resonancia mundial, la tribuna de las Naciones Unidas, en donde confirma lo ya
sostenido en Lima. Con pose y gesto alanista, afirmó que de no ser aceptada su
determinación retirará al Perú del sistema internacional imperante a cargo del
FMI. “Como Presidente del Perú, vengo a decir que no deben esperar hasta
octubre para declararla. La deuda peruana ya es valor deteriorado aquí y ahora”
acotó Alan García.
Cinco interrupciones de los delegados
internacionales merecieron su discurso y el “New York Times”, el más importante
diario del mundo, informó a cinco columnas y hasta un diario limeño consignó “!Alan
haz lo que quieras!”. Por esa época, las
encuestas le daban hasta 96% de popularidad. ¡Algo excepcional!
El tercero, fue el 28 de julio de 1987,
en el que sorprende al país y al resto de naciones con el anunció que envía al
Congreso un proyecto de ley nacionalizando la banca, aseguradoras y
financieras.
Los entre telones de la política
seguida en el primer gobierno aprista, cimentada en esos tres discursos referidos
a la economía heterodoxa nacional, cómo pagar la deuda con el 10% de las
exportaciones y la nacionalización de la banca privada, abarca casi la mitad de
las 500 páginas y sus 300 pie de página que sustenta lo que escribo en “Un Quinquenio Imborrable. Más allá
de lo posible”. Naturalmente, en el resto, comento reportajes,
declaraciones, debates con ministros de Estado, en particular con los titulares
de Economía y Finanzas tanto en el Congreso, como en el propio Senado. Cito nombres y apellidos
de alrededor de 400 figuras políticas de
ese entonces. Mucho de lo que afirmaba relativo a cifras, montos, porcentajes
con sus proyecciones económicas, sobre inflación, devaluación emisión primaria
de dinero como todos los indicadores
macro económicos, aparentemente exagerados, fatalmente, resultaron
ciertos.
La bancada de Acción Popular de ser
mayoritaria durante el gobierno del
Presidente Belaunde, pasamos a ser cinco senadores electos, el senador
vitalicio y diez diputados De ser
Gobierno nos correspondió estar en la oposición imbuidos de absoluta seriedad,
precisa información, cautelosa en adjetivar pero firme y decidida a poner en el
lugar que corresponde los desaciertos tanto del poder Ejecutivo como del
Legislativo.
Es comprensible el quehacer de la
mayoría parlamentaria y del poder Ejecutivo aprista. Después de 60 años un
orador de características extraordinarias, con apenas 36 años de edad, lleva a
la sima del poder a su partido político
hecho que no pudo culminar su fundador el legendario líder Víctor Raúl Haya de
la Torre. Sin embargo la prudencia, gobernar equilibradamente, mantener
apropiado manejo con oficio político, estuvo ausente durante esos cinco años.
No quisieron ver, ni escuchar a
quienes con la más absoluta seriedad
discrepábamos siempre con argumentos respaldados por la Constitución o procedentes
de calificadas entidades: Banco Central de Reserva, Superintendencia de Banca y
Seguros, Instituto de Estadística e
Informática. Nuestra intención no era oponerse por oponerse o ganar titulares,
sino para advertir o tratar de modificar un evidente comportamiento errado. Esa
fue la directiva que recibimos del Senador Vitalicio Fernando Belaunde. Y
cumplimos con él y con el país.
Confieso que ha sido para mí una
inédita aventura escribir sobre el acontecer de ese entonces 1985 - 1990. A
veces soy relator, analista y de pronto
paso a actor. Desarticular las metas en materia de economía con repercusión
social anunciadas por los líderes gubernamentales, no fue nada fácil. Para
muestra un botón.
Luis Alva Castro, en su doble
condición de ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros, fue el
más brillante expositor de cómo su política heterodoxa daba frutos tan
inesperados que, en pocos meses, crecían los bienes y servicios (PBI) en 8%. Hasta escribió un libro: “El futuro
comienza hoy”. En otras palabras soy o somos los artífices del más grande crecimiento
del país.
Mi respuesta, luego de analizar una
serie de documentos, especialmente del BCR, fue tajante: “!No es un crecimiento
es una hinchazón económica!”. Nadie pudo rebatir las cifras que proporcionaba
confirmatorias de mi aseveración.
La candidatura presidencial en las
siguientes elecciones de 1990, produjo un temprano enfrentamiento de los dos
líderes, el Presidente y el Premier. García versus Alva Castro.
El ministro de Economía escogió el
Senado, para ofrecer una amplia información sobre lo bien que, según él,
dirigía la economía y finanzas del país. Parece ser que su intención, después
del supuesto triunfo en el Senado, fue
renunciar librándose así de cualquier resultado negativo que afectara su futura
candidatura. Fue la oportunidad para que los senadores acciopopulistas y de
oposición dejaran escuchar sus discrepancias con la política económica
heterodoxa. El debate, durante dos días, fue trasmitido por los
canales de televisión. Me tocó hablar el último día a hora punta, 8 de la
noche.
En la narración que hago de ese
debate, figura lo que yo pensaba en esos precisos instantes. Mi intención fue ver
al contrincante, por efecto de pugnaz controversia, liberado de sus estudiadas poses, calculadas interrupciones,
citando cifras, porcentajes, proyecciones difíciles de rebatir, relativos a la
inflación, devaluación, crecimiento, deuda externa, reservas internacionales,
emisión de dinero. Todo ello me llevó a tentarlo con el principal tema del cual
se vanagloriaba: “¡Por deuda externa pagamos solo hasta el diez por ciento del
valor de nuestras exportaciones!”.
“Parece que al señor Ministro –afirmé- le disgusta que
se hable de las Reservas Internacionales Netas y quién cite a ellas tiene la
intención de pagar al FMI. Pero es el BCR que en su Nota Semanal se refiere a
los valores que figuran como Reservas Internacionales Netas y Brutas”
Premunido de agilidad física y mental
Alva Castro se levantó y me pidió una interrupción, que la concedí. Explicó que
a él solo le interesa las Reservas Internacionales Brutas, porque en ella
figura lo que se debe pagar al FMI y como su despacho no paga. Las reservas
netas no son importantes.
“¡Ah! No pagan al FMI”, exclamé y
continué. Aquí tengo la documentación remitida por el BCR en donde figuran
varios pagos, varios millones de dólares destinados al FMI. Durante el segundo
semestre de 1985, todo el año de 1986 y
hasta el momento del debate, 113
millones pagados al FMI y a otras
entidades internacionales 669 millones de dólares pagados por usted
ministro. Cifra muy superior al 10% del valor de las exportaciones.
Las
interrupciones, réplicas y contra réplicas que sostuve con el premier logró electrizar al Senado. El ministro no
salió bien parado. A tal punto que el influyente periodista, de ayer y de hoy, César
Hildebradt tituló en la revista “Si”: “Cuentas pendientes. Silencios ostensibles
y verdades a medias en la exposición del Premier”. Y en el texto: “Para el
Senador populista javier Díaz Orihuela –quien en el debate tuvo la más
arrolladora réplica de oposición- los índices oficiales enmascaran el verdadero
impacto del alza de los precios”. Semanas después el Presidente García, en
mensaje a la Nación reconoció el incumplimiento del solemne compromiso. “No se
llegó a cumplir debidamente con limitar el pago
de la deuda externa al 10% de las exportaciones. En otras palabras avaló mi declaración
denuncia.
La fecha de
inflexión en la popularidad del régimen fue el 28 de julio de 1987. El
Presidente García llegó en auto negro a la Plaza de la Inquisición. Vestido
habitualmente de terno azul. Recibe el saludo del oficial con mayor graduación
de la tropa formada para rendirle honores. García caminaba dando pasos
solemnes, lentamente, casi sin flexionar las rodillas, erguido con exageración,
los hombros echados hacia atrás con la cabeza en alto, mientras las bandas
estridentemente interpretaban temas de música marcial. Toda una “mise en essene”.
En pocos minutos daría a conocer al Congreso y al país, no
solo, su proyecto de ley estatizador sino que al exponer –afirmó-: “Mediante un
decreto supremo de la fecha, el Gobierno ha dispuesto la inmediata intervención
por el Estado de todas las instituciones bancarias, financieras y de seguros”.
Y con ello, La Constitución, voló por
los aires, pero para la oposición democrática, en particular para los senadores
de Acción Popular, fue la etapa legislativa que nos permitió durante casi 40
días y 40 noches, desde este recinto
senatorial, a través de la televisión, llegar
a la opinión pública con sólidos argumentos que desmenuzaban las triquiñuelas
inconstitucionales, seudo argumentos legalistas gubernamentales, mientras que
al inicio la Cámara de Diputados, conducida por Luis Alva, forzó y aprobó la
ley en el lapso de 24 horas.
La historia registra ese trance político y es
contundente prueba de que debe haber pesos y contra pesos en todo régimen
demócrata. La bicameralidad es una garantía para el quehacer democrático del
Parlamento y el país. La unicameralidad es propicia a ejercer una virtual
dictadura parlamentaria.
Gran parte de lo ocurrido durante ese lapso de
controversia en el Senado, así como detalles, rumores, encontronazos y hasta
momentos de hilaridad, como testigo y actor, los relato.
A lo largo de las sesiones, no dejamos de intervenir
en cada uno de los artículos estatistas e Insistimos en la
inconstitucionalidad, inoperancia o falta de realismo. Y cuando finalmente la mayoría se imponía, en
la sesión del día siguiente pedíamos, de acuerdo al reglamento,
reconsideración, es decir, provocábamos nuevamente abrir la discusión sobre el
mismo artículo. Un diario tildó
como “gladiadores” a los senadores Mario
Polar, Gastón Acurio, Sandro Mariátegui y
a mi mismo.
El final del debate se convirtió en
un escándalo como consecuencia de mi denuncia: “Está fehacientemente comprobado
que el artículo séptimo aprobado en el Senado, es distinto al que obra en la
autógrafa remitida al Gobierno para su promulgación”.
Ante la falta de justificación y para evitar exhiba
el videotape que llevé, en donde se veía y escuchaba el texto del artículo séptimo integrado por
cuatro párrafos y no cinco, se produjo
tal grita y escándalo de la mayoría sin precedentes en el Senado.
Finalmente arguyeron: “Ha sido un error del
relator y error de la mayoría que no
reparó en el error del funcionario”. Un diario encabezó su editorial aseverando
“La suplantación de un artículo de la ley de estatización”. Naturalmente lo daba por cierto. ¡El desprestigio fue
mayúsculo!
Analizar con minuciosidad las
memorias y Nota Semanal del BCR, me permitió mantener a lo largo de los cinco
años, sucesivas discrepancia con los distintos programas económicos anunciados por
cada uno de los ministros de Economía.
A lo largo del primer gobierno
aprista, consigno en el libro, los consecutivos anuncios referidos a la emisión de dinero sin
respaldo. El preciso y de mayor impacto fue: “En cinco días el BCR emite cinco
mil millones de intis que equivalen a toda la emisión hecha en los cinco años
del anterior Gobierno”.
Mario Vargas Llosa en su condición de
virtual candidato a la presidencia declaró: “El BCR ha incumplido su deber
constitucional de velar por la integridad de nuestra moneda llegando a ceder a
la voracidad monetaria del gobierno hasta el extremo de emitir –según ha
denunciado un senador- en solo cinco días tanto dinero como el que se
emitió durante los cinco años del
gobierno anterior”.
En una ocasión el Senador Enrique Chirinos
Soto se acercó mientras yo leía la Nota Senanal y preguntó. “¿Qué ves o lees?”
Le respondí “Aquí está todo el movimiento económico”. “Yo lo único que veo son
huellas de garrapata”, acotó el culto senador arequjpeño.
No puedo dejar de mencionar, el capítulo
que corresponde a mi candidatura y triunfo como Decano Nacional del Colegio de
Ingenieros del Perú (CIP). Elecciones que se llevan a efecto en toda la
República, en cada sede departamental de esa respetable institución.
A finales del año 1989 obtuve, en
primera vuelta electoral, el honor de conducir a una muy prestigiada
institución. La noticia apareció en primeras planas de “El Comercio”, “Expreso”
y “La República”, lo que dio motivo
al Presidente FBT escribir un artículo
en el diario “Expreso” con el título “Liderazgo debe recaer en hombres
preparados” y personalmente le dio lectura en “Radio 700”.
“Javier Díaz Orihuela, destacado
ingeniero civil y senador de Acción popular, llega, a los 56 años de edad, a la
cúspide de su carrera profesional. En limpia y concluyente victoria ha
alcanzado el decanato nacional del Colegio
de Ingenieros, entidad que agrupa a
treinta mil profesionales. Lo significativo es que se trata de los
ingenieros de todas las especialidades, tan íntimamente vinculados al desarrollo
nacional… Conozco a Díaz Orihuela desde que fui su profesor en la Universidad
Nacional de Ingeniería… De pronto el perfil de ese muchacho esbelto, alto y
locuaz apareció en las manifestaciones públicas. Más tarde llegó a la Cámara de
Diputados y después al Senado, ya consagrado como ingeniero dinámico y
emprendedor. Cuando llegó al Parlamento ya se había hecho, con su esfuerzo, una
situación,
Pero hay algo más, es un hombre
definido en cuanto a sus convicciones cívicas… Ni indiferente ni omiso, ha sabido
enjuiciar con valentía desde su escaño, la errada política económica del
gobierno. Ha sido el tenaz y profundo analista de esos fríos cuadros
estadísticos que publica el Banco
Central de Reserva, de los que, pocos como él, saben extraer la información más
importante para hacer el veraz y crudo diagnóstico de nuestra realidad.”
No sigo leyendo el generoso escrito
de ese extraordinario estadista porque
de continuar la emoción poco a poco me
quebraría, pues entre líneas vería su rostro enmarcado en la inmensidad sideral
y a la vez sentiría su cálida voz que tantas veces escuché al aconsejar,
orientar y expresar el camino a seguir para alcanzar el ideal de un palpitante
Perú desarrollado.
Como coda a esta intervención
solicito licencia para dirigirme a la juventud en nombre de nosotros, los mayores de hoy, jóvenes de ayer, que fundamos un partido,
liderados por Fernando Belaunde Terry, que llamamos y se llamará siempre Acción
Popular. Los que aun estamos de pie: Javier Alva Orlandini, Javier Arias Stella,
Javier Velarde Aspíllaga, yo mismo,
Carlos Pestana, Dora Mesarina, Julio César Quintanilla, Juan Madelengoytia,
entregamos a ustedes, gloriosa juventud,
nuestras banderas de lucha que siguen y seguirán vigentes: la educación al encuentro del educando, la revolución
del crédito, de la improvisación al planeamiento, la defensa del capital
humano, la ley de la hermandad que hoy es la cooperación popular, el culto al
trabajo y, sobre todo, el histórico ancestral legado: honestidad, laboriosidad
y veracidad, para alcanzar la conquista del Perú por los peruanos.
Finalmente sobre el lacerante tema de
actualidad partidaria.
Llamamos a la juventud nos acompañen
a nosotros los fundadores, a públicamente
denunciar la apatía o interesada posición del Jurado Nacional de Elecciones que,
pese haber transcurrido tiempo prolongado
desde el informe oral, en sala plena, que hicieran los dos
representantes de la controversia interna en Acción Popular, el Jurado no
resuelve.
Denunciamos el extraño silencio del
Jurado Nacional de Elecciones. Estamos virtualmente en campaña para elegir
gobiernos locales como regionales y AP
está maniatado por quien debe arbitrar las infaltables controversias
partidarias. Éstas cuando son resueltas en el tiempo que la ley señala contribuyen
a mantener la indispensable unidad partidaria. El Jurado Nacional de Elecciones
por mandato de su ley es el encargado de propiciar y velar por el correcto
desarrollo partidario. De no asumir su responsabilidad da pie a innumerables
sospechas.
¿Qué pretende el JNE? ¿Marginar con
su silencio a Acción Popular del próximo
proceso electoral?
De continuar esta anómala situación, nosotros
los fundadores encabezaremos diversas actividades encaminadas a reclamar y exigir justicia electoral
partidaria al presidente del Jurado Nacional de Elecciones.
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